Como se puede observar en la pintura realizada por Klimt, ésta al igual que en otras obras realizadas por él rodea a la retratada de un fondo decorativo rico en color y formas, en el que muestra su pasión por el arte oriental y la iconografía, de la que era un ávido coleccionista.
La cara y los detalles que la rodean están completos llegando esto a hacer que parezca aun más realista.
La obra tiene una clara composición vertical, donde predomina la figura de Adele Bloch-Bauer, la composición de la obra está fundamentada básicamente en el color y en la luz, que son las que infieren movimiento y forma al conjunto.
Por otro lado podemos ver que se trata de una obra de composiciones plana y carente de profundidad o sombras.
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